Es común encontrarse entablando una conversación sobre si España es el país de la Unión Europea con mayor número de accidentes y siniestralidad en sus carreteras. A raíz de ello existe el mito de que es el país con un mayor número de lesionados y fallecidos como consecuencia de este tipo de siniestro. Veamos si las cifras reales reflejan esta asunción.
Si comparamos la progresión en el período 2010-2020 podemos ver que en el primer puesto de fallecimientos por millón de habitantes se encuentra Rumania, con 117 fallecidos en el 2017 y 85 en el 2020. Este dato inicial nos proporciona una visión de que la tendencia en la UE ha ido a la baja, en el caso de Rumania, en un 31%.
Analizando la situación de países con un menor índice de mortalidad por millón de habitantes tales como Suecia y Finlandia, 28 y 51 respectivamente en 2010, pasando a 18 y 40 en 2020. Podemos ver que, en estos casos, en que la conducción es más peligrosa debido a las inclemencias meteorológicas, también ha habido un retroceso en la siniestralidad del 23% y 18% respectivamente.
Habiendo realizado una observación inicial a los dos extremos de la progresión de la UE,
¿Dónde se encuentra España?
Un primer análisis de la respuesta se debe centrar en el número de siniestros que se producen en nuestras carreteras y demás vías de transporte en el territorio. En 2010 se produjeron 85.503 accidentes que resultaron con personas lesionadas o fallecidas. Una década después esta cifra se rebajo hasta los 72.959. Un descenso de un 15% obtenido mediante la adopción de diferentes medidas. Desde las proporcionadas por las diferentes legislaciones aprobadas hasta la propia concienciación social al respecto.
El caso inicialmente expuesto puede parecer alentador, aunque nos sigue manteniendo lejos del objetivo Cero Víctimas. Cierto es que esta reducción también ha venido acompañada del descenso en el número de fallecidos pasando de los 53 por millón en el 2010 a los 29 en 2020. Una reducción del 45% que coloca a España entre los tres estados con mayor disminución de esta fatalidad.
Analicemos números reales para valorar nuestra situación individual:
En el 2019 hubo 1.755 fallecimientos en España como consecuencia de accidentes de tráfico.
Durante las últimas dos décadas hemos estado rebajando las cifras de fallecimientos por debajo de la media de la UE.
El número de fallecidos en nuestro sistema vial puede ser visto como consecuencia del mayor uso de motocicletas como medio de transporte. Ahora bien, y contrario al pensamiento popular, la proporción de muertos del grupo de 18 a 24 años es muy inferior al de la media de la UE.
Aunque todo lo anteriormente expuesto da lugar a enorgullecerse de la mejoría no debemos obviar que ha habido un alto incremento en el numero de accidentados y fallecidos por parte de ciclistas.
Otros aspectos relevantes para entender la situación actual sería el análisis de los motivos por los que se siguen sucediendo los accidentes.
En conjunto, el exceso de velocidad y la distracción al volante, está menos denunciado que la media europea.
Por el contrario, existe una mayor movilidad de motoristas bajo la influencia del alcohol y las drogas.
A todo ello debemos sumarle una mayor densidad de circulación en las autopistas que recorren el estado español.
Las cuestiones sociales también afectan directamente a las cifras de siniestralidad comentadas anteriormente. En concreto, podríamos destacar, la percepción de que los controles de velocidad son herramientas útiles en la concienciación popular. A su vez, el mayor número de controles de alcoholemia y consumo de estupefacientes realizado entre nuestras fronteras, posibilita la transformación de la educación vial de los conductores.
Otra forma de análisis sería interpretar el número de fallecidos en relación al parque móvil. De esta manera no estaríamos analizando el total de la población, sino que la relación entre volumen de circulación y muertes en las carreteras.
El último dato publicado por Eurostat establece que el 2019 en la UE hubo 0,88 fallecidos por cada 10.000 vehículos registrados. Esta cifra en España, en el mismo período, fue de 0,52.
Finalizaremos este artículo estableciendo que, en España, se está realizando una muy buena labor, y, es mejorable. En especial, deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en la seguridad de los ciclistas. Este colectivo es el único de todos aquellos analizados que ha sufrido un grave incremento en cuanto al número de accidentados. Se ha pasado de 63 en el período 2010-2012 a los 72 para el período 2017-2019. Un aumento del 14% que se debe convertir en nuestro objetivo a reducir a la hora de transitar hacia la consecución de Cero Víctimas en nuestras carreteras. Esperemos que la nueva denominada “Ley Ciclista”, y la modificación del código penal que ha conllevado, ayude a tomar conciencia de la necesidad de proteger a este colectivo vulnerable.
Analisis Accidentes en la Union Europea
Es común encontrarse entablando una conversación sobre si España es el país de la Unión Europea con mayor número de accidentes y siniestralidad en sus carreteras. A raíz de ello existe el mito de que es el país con un mayor número de lesionados y fallecidos como consecuencia de este tipo de siniestro. Veamos si las cifras reales reflejan esta asunción.
Si comparamos la progresión en el período 2010-2020 podemos ver que en el primer puesto de fallecimientos por millón de habitantes se encuentra Rumania, con 117 fallecidos en el 2017 y 85 en el 2020. Este dato inicial nos proporciona una visión de que la tendencia en la UE ha ido a la baja, en el caso de Rumania, en un 31%.
Analizando la situación de países con un menor índice de mortalidad por millón de habitantes tales como Suecia y Finlandia, 28 y 51 respectivamente en 2010, pasando a 18 y 40 en 2020. Podemos ver que, en estos casos, en que la conducción es más peligrosa debido a las inclemencias meteorológicas, también ha habido un retroceso en la siniestralidad del 23% y 18% respectivamente.
Habiendo realizado una observación inicial a los dos extremos de la progresión de la UE,
¿Dónde se encuentra España?
Un primer análisis de la respuesta se debe centrar en el número de siniestros que se producen en nuestras carreteras y demás vías de transporte en el territorio. En 2010 se produjeron 85.503 accidentes que resultaron con personas lesionadas o fallecidas. Una década después esta cifra se rebajo hasta los 72.959. Un descenso de un 15% obtenido mediante la adopción de diferentes medidas. Desde las proporcionadas por las diferentes legislaciones aprobadas hasta la propia concienciación social al respecto.
El caso inicialmente expuesto puede parecer alentador, aunque nos sigue manteniendo lejos del objetivo Cero Víctimas. Cierto es que esta reducción también ha venido acompañada del descenso en el número de fallecidos pasando de los 53 por millón en el 2010 a los 29 en 2020. Una reducción del 45% que coloca a España entre los tres estados con mayor disminución de esta fatalidad.
Analicemos números reales para valorar nuestra situación individual:
En el 2019 hubo 1.755 fallecimientos en España como consecuencia de accidentes de tráfico.
Durante las últimas dos décadas hemos estado rebajando las cifras de fallecimientos por debajo de la media de la UE.
El número de fallecidos en nuestro sistema vial puede ser visto como consecuencia del mayor uso de motocicletas como medio de transporte. Ahora bien, y contrario al pensamiento popular, la proporción de muertos del grupo de 18 a 24 años es muy inferior al de la media de la UE.
Aunque todo lo anteriormente expuesto da lugar a enorgullecerse de la mejoría no debemos obviar que ha habido un alto incremento en el numero de accidentados y fallecidos por parte de ciclistas.
Otros aspectos relevantes para entender la situación actual sería el análisis de los motivos por los que se siguen sucediendo los accidentes.
En conjunto, el exceso de velocidad y la distracción al volante, está menos denunciado que la media europea.
Por el contrario, existe una mayor movilidad de motoristas bajo la influencia del alcohol y las drogas.
A todo ello debemos sumarle una mayor densidad de circulación en las autopistas que recorren el estado español.
Las cuestiones sociales también afectan directamente a las cifras de siniestralidad comentadas anteriormente. En concreto, podríamos destacar, la percepción de que los controles de velocidad son herramientas útiles en la concienciación popular. A su vez, el mayor número de controles de alcoholemia y consumo de estupefacientes realizado entre nuestras fronteras, posibilita la transformación de la educación vial de los conductores.
Otra forma de análisis sería interpretar el número de fallecidos en relación al parque móvil. De esta manera no estaríamos analizando el total de la población, sino que la relación entre volumen de circulación y muertes en las carreteras.
El último dato publicado por Eurostat establece que el 2019 en la UE hubo 0,88 fallecidos por cada 10.000 vehículos registrados. Esta cifra en España, en el mismo período, fue de 0,52.
Finalizaremos este artículo estableciendo que, en España, se está realizando una muy buena labor, y, es mejorable. En especial, deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en la seguridad de los ciclistas. Este colectivo es el único de todos aquellos analizados que ha sufrido un grave incremento en cuanto al número de accidentados. Se ha pasado de 63 en el período 2010-2012 a los 72 para el período 2017-2019. Un aumento del 14% que se debe convertir en nuestro objetivo a reducir a la hora de transitar hacia la consecución de Cero Víctimas en nuestras carreteras. Esperemos que la nueva denominada “Ley Ciclista”, y la modificación del código penal que ha conllevado, ayude a tomar conciencia de la necesidad de proteger a este colectivo vulnerable.
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